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Javier Sanhonorato Vázquez

Presidente Addeisa

Mi vida ha sido mi vida con diabetes pues me acompaña desde los cuatro años. El mayo del 68 fue para mí y para mis padres otra cosa totalmente distinta a los movimientos estudiantiles. Imposible mostrar todo mi agradecimiento a estos otros héroes del 68: mis padres. Que además me ofrecieron una familia numerosa, pues soy el mayor de seis hermanos.

 

He tenido suerte pues en mi vida se han ido cruzando muy buenos endocrinólogos (los doctores Luis Salto Hernández, Enrique Rojas Hidalgo, Pilar Manzano Arroyo y Francisco Díaz Cadórniga, entre otros) y experiencias de vida muy gratificantes como la de las colonias de vacaciones para niños diabéticos y el haber participado activamente en asociaciones de personas con diabetes. Como se suele decir, han dejado su impronta en mi carácter.

 

Mi vocación por el Derecho también tiene una importante carga genética, como la diabetes tipo 1, pues mi padre y mi abuelo también fueron llamados por ese camino.

 

Desde que tengo uso de razón, la evidencia y la experiencia, lo vivido, me han mostrado que los aspectos que se desarrollan en torno a la vida con diabetes, influyen en sentido positivo o negativo en el pronóstico de la misma y en la calidad de vida: la actitud de cercanía del equipo médico y sanitario, la propia de los padres, familia y amigos, el entorno social, el colegio, los trabajos...

 

Y, poco a poco, fui descubriendo que aquello que me enseñó algún profesor de la Facultad de Derecho de la Complutense se hacía realidad también en la vida con diabetes. Nos decía: "Señores, la mayoría de las acciones de la vida cotidiana conllevan una relación jurídica: el simple hecho de adquirir un billete de autobús trae consigo una compleja trama de posibles efectos jurídicos". En nuestro caso ocurre lo mismo: partiendo del Derecho constitucionalmente reconocido a la protección de la salud, que, a través de una intrincada, poco coherente y desestructurada en muchos casos, normativa sobre prestaciones asistenciales, sanitarias y farmacéuticas, nos introduce en un mundo que dista algo de la pretendida normalización social. Por eso estudié Derecho Sanitario y me especialicé en la Universidad de Comillas.

 

Con tozudez, la realidad me fue mostrando el resto de ámbitos donde la diabetes nos muestra sus implicaciones jurídicas: vida escolar, vida laboral, empleo público, mercado asegurador, permiso de conducción, integración social (incapacidades laborales, discapacidad, prestaciones sociales...).

 

Mi vida ha estado vinculada al asociacionismo desde que en el año 1.983 participé en la I Escuela Nacional de Monitores de ADE Zaragoza, de la que más tarde fui profesor. Desde los 16 hasta los 34 años me dediqué en cuerpo y alma a formar a niños y jóvenes con diabetes para que la diabetes no les supusiera una lacra social, organizando campamentos y seminarios de diabetes y participando en colonias y en multitud de actividades, llegando a ocupar la Presidencia de Juventud de la Asociación de Diabéticos Españoles y diversos cargos en otras Juntas Directivas.

 

He colaborado con la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE), con la Fundación para la Diabetes, y con la Fundación de Castilla-La Mancha para la Diabetes (Fucamdi).

 

La vida me ha llevado pues a estudiar la problemática sociojurídica que viven las personas con diabetes, y los medios de defensa de nuestros derechos como ciudadanos que somos. Y he intentado compartir mis experiencias con todo aquél que me ha llamado desde cualquier lugar de España y también desde la Unión Europea y Estados Unidos o a través de artículos o publicaciones.

 

No me ha dado tiempo a prepararme para subir al Everest, pero la diabetes no me ha impedido hacer unas cuantas veces el Camino de Santiago, estar federado en un equipo de fútbol, viajar por Europa y Estados Unidos, tener cargos de responsabilidad, irme de fiesta donde fuera necesario, organizar Campamentos para Jóvenes con diabetes, hacer una media maratón particular y ser abogado.

 

Desde el año 2.000 comparto mi vida con Alicia. Tenemos tres hijos, Alegría, Santiago y Javier, un canario (Pepe) y un gato (Hércules).

 

Actualmente comparto despacho jurídico multidisciplinar con otros dos abogados que, además, son mis hermanos.

 

Y soy Presidente de Addeisa, vuestra Asociación. Como solía decir en los Editoriales que como Redactor-Jefe de la revista Entre Todos me tocaba escribir: "porque seguimos en la brecha, en nuestra propia línea, en tu línea, en conexión contigo". 

 

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